lunes, 6 de agosto de 2012

ORACIÓN PROPIA DE LA NOVENA

¡Santísima y muy afligida Madre, Virgen de los Dolores y Reina de los Mártires! Estuviste de pie, inmóvil, bajo la Cruz, mientras moría tu Hijo.

Por la espada de dolor que te traspasó entonces, por el incesante sufrimiento de tu vida dolorosa y el gozo con que ahora eres recompensada de tus pruebas y aflicción, mírame con ternura Madre, ten compasión de mí que vengo a tu presencia para venerar tus dolores. Deposito mi petición con infantil confianza en el santuario de tu Corazón herido.

Te suplico que presentes a Jesucristo, en unión con los méritos infinitos de se Pasión y Muerte, lo que sufriste junto a la Cruz, y por vuestros méritos me sea concedida esta petición (Mencione el favor que desea).

¿A quién acudiré yo en mis necesidades y sufrimientos sino a ti, Madre de misericordia? Tan hondo bebiste del cáliz de tu Hijo que puedes compadecerte de los sufrimientos de quienes están todavía en este valle de lágrimas.

Ofrece a nuestro divino Salvador lo que Él sufrió en la Cruz para que su recuerdo le mueva a compadecerse de mí, pecador.

Refugio de pecadores y esperanza de la humanidad, acepta mi petición y escúchala favorablemente, te ofrezco los méritos de María, Madre tuya y nuestra, que ganó bajo la Cruz. Pro su amable intercesión pueda yo obtener los deliciosos frutos de tu Pasión y Muerte.


HIMMO – STABAT MATER


Ante el hórrido Madero

Del Calvario lastimero,

Junto al Hijo de tu amor,

¡Pobre Madre entristecida!

Traspasó tu alma abatida

Una espada de dolor.


¡Cuan penoso, cuán doliente

Ver en tosca Cruz pendiente

Al Amado de tu ser¡

Viendo a Cristo en el tormento,

Tú sentías el sufrimiento

De su amargo padecer,


¿Quien hay que no lloraría

Contemplando la agonía

De María ante la Pasión?

¿Habrá un corazón humano

Que no compartiese hermano

Tan profunda transfixión?

Golpeado, escarnecido,

Vio a su Cristo tan querido

Sufrir tortura tan cruel,

Por el peso del pecado

De su pueblo desalmado

Rindió su espíritu El.


Dulce Madre, amante fuente,

Haz mi espíritu ferviente

Y haz mi corazón igual

Al tuyo tan fervoroso

Que al buen Jesús piadoso

Rinda su amor fraternal.



Oh Madre Santa, en mi vida

Haz renacer cada herida

De mi amado Salvador,

Contigo sentir su pena,


Sufrir su mortal condena

Y su morir redentor.


A tu llanto unir el mío,

Llorar por mi Rey tan pío

Cada día de mi existir.

Contigo honrar su Calvario,

Hacer mi alma su santuario,

Madre, te quiero pedir.


Virgen Bienaventurada,

De todas predestinada,

Partícipe en tu pesar

Quiero ser mi vida entera,

De Jesús la muerte austera

Quiero en mi pecho llevar.


Sus llagas en mi imprimidas.

Con Sangre de sus heridas

Satura mi corazón

Y líbrame del suplicio,

Oh Madre en el día del juicio.

No halle yo condenación.


Jesús, que al llegar mi hora,

Sea María mi defensora,

Tu Cruz mi palma triunfal,

Y mientras mi cuerpo acabe

Mi alma tu bondad alabe

En tu reino celestial,

Amén, Aleluya, La Piedad.

Post aportado por Felisa Carvajal