miércoles, 4 de agosto de 2010

VICENTE EL BARBERO

Un domingo por la tarde llega a casa de mi vecina la mujer que yo pretendo que se llama Josefina.
Por quien pregunta Vicente, por ti mi rosa divina quiero hablarte unas palabras a aunque sea en la cocina.
Hace tiempo que yo vengo enamorado de ti y aunque tu madre no quiera yo te vengo a pretender. Pues yo te digo Vicente que si mi madre se entera a ti te echara a la calle y a mi por las escaleras. Aunque a la calle me eche todo lo tomare a guasa si me echa por aquella puerta entro por la puerta farsa.
Pues yo te digo Vicente y te lo vuelvo a explica me han dicho que eres muy flojo y no quieres trabajar.
Yo mira Josefa yo gano mucho dinero, yo no trabajo en el campo porque mi oficio en barbero, si tu te casas conmigo te pondré una buena casa, cocina, salas y escoba toda muy bien amueblada.
Acabo de poco tiempo han dispuesto de casarse lo primero que no tienen es dinero para el traje pero por fin los casaron con lo poco que tenían pero ahora no tienen casa para poner la barbería.
Josefina le dice a Vicente tanto como me ofrecías y ahora que no aparece esta son las penas mías.
Que quieres que yo haga si yo no se trabajar, ni en el campo ni en las ciudad ni tampoco soy barbero, unos le corto la cara y a otro no les corto un pelo.
Josefina le dice como me engañaste de ese modo.
Yo me marcho con mi padres y aquí te queda tu solo.
Si tu te vas con tus padres yo me quedare en la gloria porque para mi en el mundo ya se han acabado las novias.

Aportado por Antonia Guerrero Sorlózano

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